Nunca sentirás la soledad. Estaré ahí, probablemente a un lado tuyo. No me verás pero me sentirás en cada bolsa del supermercado, en las palabras en francés, en cualquier libro de superación personal. Te acompañaré en cada click que hagas, seré un aleph, un péndulo, un conde, un boleto pagado, una taza de té, el anochecer. Me verás cuando te mires, en un vaso roto, en un filme barato, en el caminar de los señores, en la curiosidad de un gato, te enseñaré a usar las preposiciones. Me convertiré a través de los espejos, de los haikus, las cartas, el miedo, el ajenjo y la vainilla. En cada sabor que pruebes, en cada secreto nunca dicho, en un jersey deportivo, en los perfumes de damas, ahi voy a impregnarme, cuidaré de tu imagen. Iré oculto entre las sombras, los quiromantes, las sonrisas de los niños, los cantos de los fieles, los juramentos adolescentes, las escuelas secundarias, harás que esté en todas las paredes, pensarás en mi sonrisa. Voy a ser el mago y su chistera, las promesas, los viajes, la canción pegajosa, el poema recordado, los pelos de los gatos, el reloj que cuadra las horas, sentirás que ya soy tuyo. Búscame en las palabras, en el arte, en los ladrones, en los juegos de azar, en los parques,en las giras oficiales, en el aire y en un té blanco, ahí me encontrarás, recordarás cómo componer un soneto. Un banco, un idioma artificial, una taquería, un lupanar, una avenida, lo hiriente y lo que motiva, así como lo que conocerás, todo aquello, pensarás que soy yo. Estarás donde estuve, hablarás donde dije, recordarás donde pensé, tocarás donde miré, vivirás donde imaginé. Mientras, saborearás mis recuerdos en una copa de midori, vas a susurrarme en tu destino, querrás comerte el mundo. Nunca sentirás la soledad, estaré ahí, probablemente a un lado tuyo.