1. Twitteo. Twitteo que twitteo. Mentalmente me veo twittear que twitteo y también puedo verme ver que twitteo. Me recuerdo twitteando ya y también viéndome que twitteaba. Y me veo recordando que me veo twittear y me recuerdo viéndome recordar que twitteaba y twitteo viéndome twittear que recuerdo haberme visto twittear que me veía twittear que recordaba haberme visto twittear que twitteaba y que twitteaba que twitteo que twitteaba. También puedo imaginarme twitteando que ya había twitteado que me imaginaría twitteando que había twitteado que me imaginaba twitteando que me veo twittear que twitteo.
El grafógrafo por Salvador Elizondo.

2. Para preservar el lenguaje hay que destruirlo. El concepto que tenemos de la palabra escribir con el paso del tiempo, terminará siendo exactamente el mismo concepto que conocemos de bloggear o twittear. Escribir es la palabra compleja.
Tengo entendido que en los tiempos de mis abuelos se utilizaban palabras que ahora han desaparecido y las que aún permanecen han cambiado su significado. Es posible que aquellas personas, las que se dedicaron a mantener vivo el lenguaje, lo hayan pulverizado de la misma forma -brutalmente- como lo hacemos nosotros. Masacren el lenguaje, queridos lectores.

3. En esta misma tónica, ¿aquellos que usan y permiten las faltas de ortografía, quizá también cuidan del lenguaje?

4. Por otra parte, gracias a aquellos que votaron para que les cocinara... Cuando quieran.