1 oct 2009

El horno de microondas con el que la gente calienta sus alimentos en el Oxxo ofrece únicamente seis posibilidades, que van desde los diez segundos hasta el minuto... Pero, ¿si yo quiero 17 segundos para mis burritos?

Cuando nací me pusieron Julio. Meses después un sacerdote bañó mi crisma con agua bendita; dicen que lloré. A eso de los cuatro me explicaron sobre futbol y que hay un equipo que no podía elegir para seguirlo: el América. Pasaron los años y decidieron que yo tomaría clases de órgano, fueron sábados tediosos. A algún grupo de burgueses se les ocurrió decidir que la mayoría de edad es hasta los dieciocho pero hay veces que no me siento capaz de tomar decisiones para la república. Un distribuidor vial se construyó junto a mi casa sin previo aviso y por más que desee que Pink Floyd se reúna no pasará. No he elegido nacer y ahora estoy destinado a una condena: viviré una vida.

Dentro del ejercicio mental, consecuencia de comprar unos burritos, me doy cuenta que por lo menos hay ciertas cosas que sí recaen en la elección de uno mismo, y precisamente son las cosas importantes las que uno decide aceptar. Tuve la suerte de que me gustara mi nombre, al final no me confirmé en el catolicismo y llevo un bonito equipo en el corazón... He elegido buenos amigos y aprendí a escoger las cosas que me gustan. Anulé mi voto y eso al final me deja contento. Al final, escojo cuándo usar el distribuidor vial y cuándo no.
Muchas cosas no podrán depender ni de tí, ni de mí, pero lo que esté en nuestras manos, será lo más valioso y lo que debemos ponderar. Al final, lo único que nos hace vivir, son nuestras decisiones.

1 comentario:

aficionada dijo...

De verdad glorioso!! decidir en un mundo acotado por quien sabe qué, encontrar las decisiones personales que delimitaran la vida que no fue pedida es la gran decisión!!

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