3 sept 2009

Entra el silencio y sólo busco una palabra. De un baúl que se humecta con saliva, la busco, pero no encuentro más que un desfile diccionario: hay palabras añejas, palabras guardadas, palabras ocultas, palabras robadas, palabras groseras, palabritas y palabrejas, palabras pendejas, palabras palpables, palabras quejumbrosas, palabras mudas y sordas, palabras violadas, palabras confortantes, palabras-algodón, palabras inexistenes, palabras de ocasión, palabras miedosas, palabras rapaces, palabras científicas, palabras hirientes; hay palabras, pero ya no está la que busco, y el silencio continúa, y cuando pensaba en decir que no había tal, que ya no existia esa palabra, y ya no estaba el sonido de un fonema delirante, fue cuando me lo regalaste, presentándosela al aire, entonces fue mía. En sí no era una palabra donada u ordinaria que provenía de otros labios, no era esa sensación de estar acariciando silabas, se trataba de algo distinto, donde en una palabra aprendí y desaprendí todo.
En ese momento, fui aquél que es todas las palabras.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy padre esta aportación de JF. Al leerla vino a mi mente el recuerdo de aquel poema de Paz:

LAS PALABRAS

Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.

Felicitaciones, me sigue encantando este espacio.

Anónimo dijo...

Una gran noticia: llega a México Librerías Zaratustra. Ahora sí, Gandhi ¡a temblar!

http://www.libreriaszaratustra.com/

aficionada dijo...

una palabra: GENIAL

I love Julios United!

Nydia Mora dijo...

envolvente

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