Entra el silencio y sólo busco una palabra. De un baúl que se humecta con saliva, la busco, pero no encuentro más que un desfile diccionario: hay palabras añejas, palabras guardadas, palabras ocultas, palabras robadas, palabras groseras, palabritas y palabrejas, palabras pendejas, palabras palpables, palabras quejumbrosas, palabras mudas y sordas, palabras violadas, palabras confortantes, palabras-algodón, palabras inexistenes, palabras de ocasión, palabras miedosas, palabras rapaces, palabras científicas, palabras hirientes; hay palabras, pero ya no está la que busco, y el silencio continúa, y cuando pensaba en decir que no había tal, que ya no existia esa palabra, y ya no estaba el sonido de un fonema delirante, fue cuando me lo regalaste, presentándosela al aire, entonces fue mía. En sí no era una palabra donada u ordinaria que provenía de otros labios, no era esa sensación de estar acariciando silabas, se trataba de algo distinto, donde en una palabra aprendí y desaprendí todo.
En ese momento, fui aquél que es todas las palabras.
En ese momento, fui aquél que es todas las palabras.
4 comentarios:
Muy padre esta aportación de JF. Al leerla vino a mi mente el recuerdo de aquel poema de Paz:
LAS PALABRAS
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
Felicitaciones, me sigue encantando este espacio.
Una gran noticia: llega a México Librerías Zaratustra. Ahora sí, Gandhi ¡a temblar!
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una palabra: GENIAL
I love Julios United!
envolvente
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