
Pero este boceto, esta vida de similitud y encuentros paralelos, no sería nada si no se dijera algo sobre el fuego que existió, que es toda belleza, de esa que, como el fuego, llega y abrasa, devasta.
Entonces, agreguémos otra evidencia de ésta compulsiva búsqueda de solución y resolución de las tensiones internas. Tendremos como resultado el momento del gran impacto, la colisión en la que cara a cara, con ojos más amplios todos en un mismo cuarto se miraron tal como eran, con el iris y la pupila dilatada, de carne y hueso, y con sus fantasmas particulares que eran visibles ahora.
En ese mismo juego de tensiones, el tercer movimiento es furia, rabia destructora al enfrentarse al desgarramiento de todo lo anterior, al hecho de que todo es pisoteado y echado a jirones al aire. Y cuando se intenta reunirlos nuevamente con ruegos y llantos, tempestades y una final renuncia, surge la triunfante, aunque amarga resolución de dejar la propia huella en el cielo, en la tierra y en el mar, en todas las ciudades y almas de los hombres.


Así,
el juego, exquisitamente
sensible,
entre los hombres.
1 comentario:
me recuerdas a ese poema que dice maso asi: Yo soy un hombre que siempre quiso ser feliz.
Lo intenté de mil maneras.
y como no lo logré
decidí que los demás tampoco
Y me sentí mucho mejor.
Es lindo tu post.
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